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Carlos Alberto Bahamón Cardona (1968) nacido en Ibagué - Colombia, practicó el dibujo artístico como pasatiempo durante toda su etapa escolar y hasta promediando sus estudios universitarios. Ya bien avanzado en la facultad de Ingenieria Electrónica encuentra que su don natural es algo más que una distracción y decide abandonar dicha carrera para dedicarse de lleno al arte y hacer de él su modo, y medio de vida.

Habiendo practicado diversas técnicas, entre ellas el dibujo a la pluma, carboncillo, lápiz, encuentra en la pintura al óleo el mejor medio para expresar sus ideas. Su formación es plénamente autodidacta, sin haber pasado por ninguna academia ya sea para estudios de técnicas de pintura o de teoria artística. Durante muchas jornadas en la sección de artes de la Biblioteca Luis Angel Arango, el tiempo le pasó sin percatarse, sumergido como estaba, en los libros que le revelaron las creaciones de muchos nombres que ya son historia en el mundo del arte; Dalí, Rembrandt, Rubens, Los primitivos flamencos, los romanticos del siglo XIX, casi todos en general, de los cuales se llenó de inspiración sin tener claro el sendero propio.

En el entretanto daba sus primeras pinceladas en el estilo primitivista o naif, pleno de colores vivos, casi puros, sin mayores matices. De esta primera época salen diversas pinturas inspiradas en la vida cotidiana, en las costumbres propias de la vida pueblerina, rural, simple en su mensaje y en su realización. Fué entonces que profundizando en los grandes maestros del siglo de oro Holandés y los realistas Franceses del XIX, que encuentra una linea a seguir sobre la cual va avanzando hasta alcanzar su propio estilo.

Finálmente, deja atrás el primitivismo para adentrarse en el costumbrismo con un matiz más próximo al realismo. Sus modelos básicamente son Peter de Hoch en el manejo de los espacios interiores, Jan Vermeer en el manejo de la luz y Jacobo Ruysdael en el tratamiento del paisaje, pero sin desaprovechar muchas otras influencias menos evidentes. Es en Medellín en donde se dá a conocer primero con una exposición llamada "Café de Colombia", en donde retrató los mercados, los cafés, las tiendas y graneros, las haciendas cafeteras, las recuas de mulas, la arquitectura regional del eje cafetero y Antioquia, invadidas de yipahos, buses escaleras, vendedores ambulantes y gentes del común.

La exposición obtiene un resultado prometedor que le sirve de trampolín para un periplo de un año en París - Francia, que ha repetido ya en varias ocasiones. Durante esas estancias ha recibido una fuerte influencia de la estética europea que le provee nuevos motivos de inspiración y de allí han salido los teatros de Opera, los cafetines bohemios, las iglesias del medioevo y el renacimiento, los museos como excusa para fundir en una sola imagen la luz, la perspectiva, el color y la admiración renovada por el arte clásico.